Siempre un paso adelante, los países nórdicos pueden presumir de una conciencia sostenible elevada.
Por Charlotte Pavard
Estocolmo fue nominada Capital Verde Europea por la Comisión Europea en 2010. Otras ciudades escandinavas como Malmö y Oslo fueron finalistas entre 2011 y 2013, y Copenhague ganó el galardón en 2014. Cabe recordar que el término «arquitectura sustentable» fue incorporado por la primera ministra noruega Gro Brundtland en un informe de las Naciones Unidas de 1987.

Iniciativas pioneras: el ejemplo de Copenhague
Desde 2010, los edificios nuevos de Copenhague se ven obligados a embellecer sus azoteas de verde. Algún tipo de vegetación debe adornar los techos de la capital de Dinamarca con el mayor objetivo de mejorar la calidad del aire. Entre otros beneficios, los techos verdes protegen de los rayos UV, los cambios bruscos de temperatura y permiten absorber entre 50% y 80% del agua de lluvia. Después de Toronto, Copenhague es la segunda ciudad del mundo en aprobar una ley de este tipo.
Asimismo, el mayor proyecto urbano de Copenhague tiene lugar desde el 2011 en el barrio de Århusgade, en el sector del antiguo puerto. Sus techos planos de diferentes alturas acogerán jardines insertados en una red urbana que respetará el alma del barrio, usando materiales nobles como el hormigón, el asfalto, el acero y la madera.

La madera, material rey
Mismo perfil, diseño parecido. Existen aspectos comunes en la arquitectura de los países nórdicos entre ellos el uso de la madera, gran protagonista y magnífico material de construcción. Además de tener excelentes propiedades como aislante térmico, la madera usada en la mayoría de los acabados permite evitar el uso de 75% de materiales no renovables, colaborando con el ahorro energético.
En la pequeña isla de Sandholmen, al sureste de Noruega, la estructura del cottage de verano de Per, (ingeniero) y su mujer, Bjørg, es de madera, como en las casas tradicionales de pescadores de la costa sur del país. La casa, que hicieron construir en 2007, es autosuficiente ciento por ciento. Nueve paneles solares adornan sus techos y bastan para su consumo energético. Los residuos de los baños ecológicos sirven para fertilizar la tierra y se cavó un pozo de 80 metros para alimentar la bomba de agua: un perfecto equilibrio entre diseño y sostenibilidad.

Energía solar al noreste de Helsinki
Eko-Viikki, eco-barrio de las afueras de Helsinki, está pensado como un test ecológico a nivel nacional. Lanzado en 1998, este proyecto-piloto consistió en la construcción de edificios residenciales siguiendo métodos experimentales fundados sobre principios sencillos, pero estrictos, del diseño sostenible: espacios verdes entre cada edificio, producción de compost, recogida selectiva de los residuos.
Una de las novedades fue es el uso de la energía solar. En Eko-Viikki, 380 apartamentos usan desde el inicio esta energía. Los paneles solares producen la mitad de la energía necesaria para calentar el agua de las viviendas y alrededor de 13% de las necesidades en calentamiento anual. El barrio está sometido a una evaluación regular con base en un sistema de puntos.


Y, como para recordarnos que nos encontramos en Finlandia, los muebles –la famosa silla apoyada en una estructura de madera de estas residencias de investigadores– están firmados por el maestro Alvar Aalto, que dijo en su tiempo: “La arquitectura moderna no significa el uso de nuevos materiales, sino utilizar los materiales existentes en una forma más humana”.